Entrevista realizada a Raúl Capote por Enrique Ubieta . 3ra parte.

Raúl Antonio Capote: un hombre libre que escribe y enseña para hombres libres 

ELLOS SIENTEN UN PROFUNDO DESPRECIO POR LA CULTURA CUBANA.

¿Cuál era el interés en el mundo de la cultura?

Raúl Capote
Raúl Capote

La idea primera fue crear una Agencia literaria, ellos ya tenían una Editorial, tenían a Plaza Mayor. Crear una Agencia y reunir a escritores cubanos, promocionar su obra vinculándola a la Editorial y publicar sus libros en ella, esa era la estrategia. Nos reunimos un día en la residencia de James Cason, que era en ese momento el que estaba al frente de la SINA, para trazar la idea de la Agencia. Primero se piensa en una Agencia que convocara a los escritores censurados, pero luego cambian de idea y abren la convocatoria a todos los escritores cubanos que quisieran pertenecer.


Me decían: no te preocupes, cuando la Agencia aparezca con posibilidades reales de publicar y de pagará los escritores te van a tocar a la puerta.
Se trabajó en la publicación de la página web, se le puso dinero al tema. La idea era colgar los libros de los escritores de la Agencia en esa página, publicarlos electrónicamente, y venderlos, y luego hacerlo en papel como libro y darle una gran promoción.
Pero pronto empiezan a pensar que la Agencia no sea solo para escritores, que incluya a artistas plásticos, a teatristas, a todo el mundo de la cultura y para eso me indican que organice muchas más actividades: reuniones en mi casa, en locales que ellos pagaban, todo financiado por ellos, para que las actividades tuviesen el mayor atractivo posible. Pero tratamos de que los creadores cubanos nunca llegaran a esa Agencia. Te voy a decir que no fue difícil, porque mi experiencia es que cuando yo contactaba con escritores de verdad –muchas veces considerados medio contestatarios–, y hablaba de la SINA o explicaba de qué se trataba el proyecto, por lo general no asistían, o asistían solo una vez, ellos mismos decían «no me interesa», y por eso a la Agencia no llegó ningún escritor de prestigio dentro del mundo de la literatura cubana actual.
Pero los supuestos promotores nunca tuvieron un interés real de publicar, porque si algo descubrí durante estos años es que ellos sienten un desprecio absoluto por la cultura y por Cuba. Nos desprecian absolutamente. Su interés no es promover la literatura cubana, ellos quieren mercenarios de la cultura a los cuales pagar por hacer dos o tres cosas y alcanzar sus objetivos inmediatos con relación a Cuba.
La SINA, por ejemplo, quiso manipular la famosa «guerra de los emails», una discusión pública sobre la política cultural de los años setenta que se originó a raíz de la proyección de un programa de televisión. Cuando empezaron a manifestarse los escritores, recuerdo que me citaron de inmediato a la SINA, ya en ese momento me tenían bastante encubierto. Querían que se convirtiera en una protesta contra el sistema. Me pidieron los nombres y apellidos de los participantes, sus correos electrónicos, querían verlos urgentemente a todos. Incluso querían saber si había alguien más que estuviera descontento o inconforme con su promoción, aunque no participara en la protesta. Les digo que si convocaban a los escritores a la Oficina de Intereses «pondrían en manos del gobierno» la excusa para acabar con la protesta, y me responden, «tienes razón». Pero se desesperaron y a los dos o tres días trataron de organizar el evento más absurdo del mundo, algo que no iba a funcionar, no tuvimos que hacer nada. Convocaron a un evento en la residencia del Jefe de la SINA, e invitaron a los llamados líderes de la «disidencia», y a la mayoría de los escritores involucrados en la protesta. Por supuesto, yo sabía que ninguno iba a ir y además, se los hice saber: «ustedes están locos, yo que soy de ustedes jamás iría a una actividad donde está Osvaldo Payá y compañía, imagínate un escritor que no esté vinculado a este tema». Pero ellos lo intentaron a ver si alguno caía, necesitaban que uno llegara ahí para convertirlo en líder; pero se les fue de las manos, y es algo que un poco ilustra a donde iban las cosas con los escritores.
Con los artistas plásticos también lo intentaron, pero tampoco les resultó. Eso los molestó muchísimo, porque ellos decían que los artistas plásticos asistían a algunas actividades que ellos hacían, vendían sus cuadros, y después cuando los convocaban para hacer otra cosa no iban y los encontraban en la Tribuna Antiimperialista. Cosa que es real, porque a veces yo veía que no iban a la actividad de la SINA y luego los encontraba en la Tribuna.
Para que veas lo que estoy diciendo, Kelly Keiderling, la funcionaria de Prensa y Cultura que contacta conmigo,  me presenta a un norteamericano llamado Marc Wachtenheim, que era en ese momento el Jefe del Programa Cuba de la Fundación Panamericana para el Desarrollo, una de las tantas fundaciones que la CIA crea y utiliza contra Cuba, y Marc se pone en contacto conmigo para darme toda la logística necesaria para la Agencia. Ellos eran los que iban a poner el dinero, las publicaciones, los que iban a ponerlo todo, todo partía de la FUPAD.

 

 

 

 

Autor: Raúl Antonio Capote

El adversario cubano, comprometido con la verdad, la justicia y mi Patria Grande.