La noche de los cuchillos largos

Un contrarrevolucionario profetizaba hace unos días, nuestra muerte en una noche de cuchillos largos, una vez que la Revolución fuera derrotada. Muy pronto, según él, a manos del ejército norteamericano. Él sueña con una madrugada de Trípoli, Bagdad o Belgrado aquí en La Habana, con misiles estallando sobre nuestras cabezas, mientras el mundo, una buena parte, sigue por TV los acontecimientos. Bombas sobre La Habana mientras gente como él busca en google earth las direcciones de las casas destruidas, los nombres de las personas muertas. O contempla en la televisión las imágenes sacadas a la luz, por algún periodista desobediente que trasmite imágenes de soldados del Imperio asesinando prisioneros, aunque rectifico, para eso tendría que vivir nuestro apátrida, en otro lugar del mundo que no sean los Estados Unidos, porque allá censuran esas cosas.

Sin dudas él conoce bien las entrañas de su amo, él es un “demócrata” ¿no?, nosotros comunistas. Sabe bien lo que nos espera a los cubanos si, ellos logran vencernos.

Reflexionábamos después y recordábamos las palabras de Fidel en aquel tremendo discurso en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, dónde señaló con la claridad que le caracteriza, que la Revolución, esta gran obra de humanidad, puede caer vencida por nuestras propias debilidades y errores. Jamás podemos olvidar esa advertencia, de nuestra combatividad depende que no pase, de nuestra capacidad de perfeccionar nuestro sistema, de hacerlo cada vez mejor, más eficiente, democrático y libre depende que eso no ocurra.

El pueblo cubano acaba de debatir, en examen que se hizo barrio por barrio, centro de trabajo por centro de trabajo, organización por organización, donde participó activamente toda nuestra sociedad civil, el Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Lineamientos aprobados posteriormente, luego de un profundo análisis de las propuestas realizadas por nuestro pueblo, en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Estamos en presencia del ejemplo de una Revolución con una capacidad inédita de auto renovarse, con una capacidad de rebelión interna que no tiene igual en la historia, si analizamos la Cuba de los 60 no es igual a la de los 70, ni esta se parece mucho a la de los 80 y mucho menos a la de los 90, tampoco se parece a la de ahora, hemos sido capaces de revolucionarnos, de adaptarnos a los nuevos tiempos, de vivir con ellos, de captar el ritmo vital de la vida social, económica y política, siguiendo esa gran concepto Fidelista “ Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado” Renovarse constantemente sin perder la esencia básica, esta sigue siendo la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes que un día este pueblo juró defender, en momentos de sumo peligro, bajo las banderas de nuestro socialismo, ese es el secreto de nuestra vitalidad, por eso perduramos cuando otras experiencias socialistas se fueron a pique.

El Marxismo Leninismo es filosofía, nació de la evolución del pensamiento científico, histórico, de los avances tecnológicos de la humanidad y de ello se nutre, el comunismo nació de las barricadas, de las luchas obreras, del enfrentamiento contra los poderosos, en una época en que la palabra democracia era una mala palabra para la burguesía, que bajo el lema de “Libertad, Igualdad y fraternidad” una vez alcanzado el poder, aherrojó al hombre con cadenas más sutiles, pero no por eso menos terribles que las del feudalismo. La democracia liberal es la falsa democracia de los privilegiados, donde el pueblo es mero espectador, donde el ejercicio de la ciudadanía depende de la capacidad que tenga el individuo para comprarla.

Juan Jacobo Rousseau una de los mayores críticos de la democracia “representativa” señaló que la desigualdad entre los hombres hacía imposible la democracia y tornaba irreal la representación. Los fundadores de los EEUU tenían bien clara la situación “Quien posee el país –los propietarios- deben gobernarlo” (John Jay), “La responsabilidad del gobierno es proteger a la minoría rica contra la mayoría” (Jame Madison), “Hay que domesticar al pueblo” (Alexander Hamilton). El famoso teórico del liberalismo estadounidense, Walter Lipman habló de que el propósito era reducir al rebaño salvaje al lugar que le corresponde, el de espectador y evadir así las patadas y bramidos.

La igualdad nunca existió en el capitalismo, ni entonces ni ahora, la única igualdad que existe es la igualdad del dinero, eres igual a los que tienen la misma cantidad de riquezas que tú ¿En qué se parece un millonario del primer mundo a un habitante pobre del tercer mundo, incluso a un pobre de su propio país? Entre ellos hay más distancia que entre el siervo y el señor feudal. ¿De qué fraternidad hablamos?, esa nunca existió ni entre los que comparten privilegios y riquezas, este es un planeta donde el hombre es lobo del hombre y ¿Cuál libertad exhibe el capitalismo? La libertad devino en mercancía, como todo lo que el capitalismo toca, usted solo tiene la que puede comprar con su dinero.

La lucha por la libertad fue y es la bandera de los revolucionarios, el combate eterno por la libertad y la democracia, la construcción de un mundo regido por la igualdad y la fraternidad entre los hombres. Soñamos con una tierra paradisiaca para toda la humanidad, así lo canta el himno de la Internacional y jamás renunciaremos a ese sueño.

Stalin fue el Bonaparte del comunismo, sus crímenes y errores desvirtuaron la esencia de la Revolución Bolchevique, el estado burocrático que construyó, nada tenía que ver con la revolución proletaria encabezada por los comunistas de Lenin, revolución profundamente humanista, de condición internacionalista y democrática, Stalin traicionó esa revolución e hizo un daño terrible al movimiento revolucionario internacional. Eso unido a la tremenda propaganda anticomunista, a los miles de millones que gasta el capital para combatirnos mediante la industria del engaño y la mentira, hizo que mucha gente honesta se confundiera, se alejara. Eso y los errores que basados o impuestos por la experiencia estalinista cometieron los países del llamado socialismo real en Europa del este.

Cuba fue otra cosa, Cuba y Venezuela son otra cosa y eso lo sabe bien el Imperio, por eso nos combate con tanta furia. Los que aman a Cuba, los que aman a Venezuela, los que comparten esta realidad de patria libre y soberana, no importa donde vivan, tienen el deber de contribuir a defenderla.

En Cuba rige “El Gobierno del pueblo”, forma de gobierno que es ideal y ejercicio cotidiano, no es perfecto, pero los cubanos creemos que podemos, sin injerencias extrañas y mucho menos de quienes no tienen nada que enseñarnos al respecto, mejorarla hasta alcanzar el ideal posible con el que soñamos.

Somos revolucionarios cubanos porque creemos en la libertad plena del hombre, por esa libertad luchamos día a día, por esa libertad estamos dispuestos a morir. Por construir un mundo cada vez más democrático, con todos y para el bien de todos, donde la ley primera sea la dignidad plena del hombre, luchamos.

El sueño de la libertad del hombre es un sueño que no tiene fin, porque siempre vamos a aspirar a vivir en un mundo mejor, siempre vamos a caminar rumbo a utopía, siempre estaremos inconformes porque esa inconformidad es nuestra esencia revolucionaria. Ese rumbo a utopía no pasa por los caminos del imperio, si creemos eso entonces si terminaremos en una gran noche, en una eterna noche de los cuchillos largos.

Autor: Raúl Antonio Capote

El adversario cubano, comprometido con la verdad, la justicia y mi Patria Grande.