
Por: Raúl Capote
El 8 de julio de 2015, el Papa Francisco se detuvo para orar cerca de Achachicala, sitio donde fue torturado y asesinado el sacerdote Luis Espinal. «Me detuve aquí –dijo el Papa a la muchedumbre reunida en el lugar- para saludarlos y sobre todo para recordar, recordar a un hermano, un hermano nuestro, víctima de intereses que no querían que se luchara por la libertad de Bolivia”.
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