Por: Jorge W. Cobo
Se narra en las memorias adjudicadas a Nikita Jruschov que Stalin acostumbraba a invitar a sus colaboradores más cercanos en su casa de campo a cenas en la que abundaba el vodka, el pescado salado y donde casi siempre el mandatario lo instigaba a bailar la típica danza rusa sobre las piernas flexionadas, lo que hacia torpemente para deleite del anfitrión y de los presentes.
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