Por: Carlos Santa María
El reciente asesinato de 200 niños sirios perpetrado por el Estado Islámico ha pasado desapercibido frente a la saturación de imágenes a nivel internacional sobre el atentado en París. La razón es evidente: en el mundo unipolar, hegemónico, las vidas de quienes proceden de naciones «emergentes» vale mucho menos que las de quienes viven en los países occidentales.
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