Por: Yoerky Sánchez Cuéllar
Cuando Evita murió, a los 33 años, su cuerpo embalsamado permaneció en la Confederación General del Trabajo de la República Argentina. Derrocado su esposo Juan Domingo Perón, comenzaron los intentos de los burgueses por desahecerse de ella, hasta que un día «desapareció» de la central obrera donde el pueblo le rindiera homenaje.
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